Comienzo haciendo meditación por ver y probar, experimentar en mi cerebro estados de silencio y quietud, observando como mi mente entraba en un estado de vacío donde el silencio era un largo y profundo estado de bienestar.
Lo dejé pasado un largo tiempo de práctica en solitario para entrar en el mundo del yoga, mundo que ni sabía que existía hasta que comienzas a tener ligeros y sutiles “movimientos” internos.
16 años han pasado y sigo “intentando comprender”, que no entender, la forma existente en esa interconexión entre la mente, el cerebro y el cuerpo para dar forma a un mundo más comprensible del ser humano y de la vida.
Para mí el yoga es conciencia en movimiento.
La unión de los componentes físicos y psíquicos para una mayor comprensión del Sí Mismo, de lo que eres y de lo que somos.
Cuando “comprendes” esa necesidad, abres la posibilidad de “comprender” que no es posible vivir, sino vives sabiendo que estás vivo por dentro.